Es como un encuentro clandestino bajo la luz de la luna, donde la vainilla exuda su dulce magnetismo y el café añade un toque de pasión ardiente. Con cada inhalación, el haba tonka y el benjuí te envuelven en un abrazo cálido y reconfortante, mientras el almizcle deja una estela seductora que perdura en el aire, como un susurro de promesas infinitas.
- Notas de salida: canela, cardamomo y jengibre.
- Notas de corazón: praliné, frutas confitadas y flores blancas.
- Notas de fondo: vainilla, café y almizcle.







